domingo, 12 de diciembre de 2010

El viaje

La verdad, me da mucha vergüenza haber abandonado este blog nada más comenzarlo, pero quizás hiciese falta un poco de reflexión antes de hablar. Llevo ya casi tres meses en Italia y las cosas han cambiado bastante, como era de esperar. En vez de contar mi día a día, creo que será mejor ir haciendo entradas temáticas. Pero como todos me preguntais lo mismo, hago unas primeras aclaraciones previas.
-Sí, vivo en Florencia. Efectivamente, he visto el David, veo el Duomo todos los días (y cada vez me afecta menos) y voy a la Santa Croce regularmente sin que me den síndromes ni revelaciones. Y Florencia es una ciudad incómoda para vivir, por razones que ya es contaré (por cierto, el sol de la Toscana ese de los libros y películas no existe, son los padres). Para unas cosas (la mayoría) es una ciudad cara, para otras no.
-Sí, estoy de Erasmus, y esto no es jauja. Ni la beca me cubre la habitación, ni te regalan asignaturas (es más, muchos impedimentos nos ponen en muchas), ni salgo todos los días (podría, pero el panorama nocturno de Florencia no me gusta demasiado), paso mis apuntes a limpio y estudio casi todos los días. Y hay gente que estudia mucho más que yo (aunque tambien hay gente que aún no ha ido a clase: empresarios clínicos del futuro, antes de contratar a un médico, fijaos si se fue de Erasmus, por favor).
-Vivo con mi amiga y compañera Ruth, también de Zaragoza (de San Mateo, de San Mateo, ya lo es), en un apartamento en el centro centro de Florencia (giro la calle y se ve el Duomo, en 7 mins la Santa Croce, vivo en la calle de la Academia), aproximadamente a unos 200 metros de mi clase. Lo cual es muy cómodo (porque estas cerca de todo, obviamente) y a la vez incomodísimo (calles horribles llenas de motos, aceras en las que no cabes, aceras peor conservadas que las calzadas romanas, invasión de gente en las esquinas, no hay supermercados...)
-No, no he conocido muchos italianos. En primer lugar, porque hay tantíiiisimos españoles que es casi imposible no hablar tu idioma durante más de dos horas, y en segundo, porque los florentinos son lo más rancio y seco que he visto jamás. No se si será introversión o prepotencia (los italianos de otras regiones votan por lo segundo), pero así es. Y el acento florentino es particularmente desagrable. Eso sí, el grupo de españoles (¡y búlgaro!) con el que voy es un amor (L)
-Tampoco como pasta ni pizza todos los días, aunqu tengo que decir que el tópico del señor que canta ópera en su casa y abre los postigos verdes de la ventana para que el mundo lo oiga si que ha sucedido varias veces.

Y hasta aquí puedo escribir de momento, pronto actualizaré con uno de mis temas favoritos: los supermercados (no sabeis lo que me apasionan, suplir la falta de mercadona está siendo muy duro)

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